sábado, 21 de septiembre de 2013

Explosiones de color

Cuando era pequeña le daban miedo los fuegos artificiales. Oía el horrible estruendo desde su casa, escondida bajo una manta en su cama. Esas fuertes explosiones ruidosas en el cielo nunca le parecieron bonitas. Por muchos colores y formas curiosas que tuvieran, ella lo único que percibía era el estallido monstruoso de la pólvora reaccionando ante la mecha. Lo pasaba muy mal, lloraba y gritaba, se tapaba los oídos con las manos, pero no funcionaba. Parecía que las explosiones tuvieran lugar dentro de su cabeza. Entonces, algo sucedió. Un terrible accidente volvió su vida patas arriba, la obligó a cambiar. Tuvo que adaptarse a su nuevo modo de vida, a sus limitaciones. Nunca más volvería a escuchar las notas que fluían de las teclas de su piano; ni el dulce piar de los pájaros; los molestos sonidos de las excavadoras y los taladros de las obras; el constante ruido de las ruedas de los coches contra el asfalto de la carretera; las voces de aquellos a los que quería, y la suya propia. Sus oídos ya no funcionaban y ella sentía que le faltaba algo, una parte de ella se había ido junto con su capacidad de oír. En unas fiestas de un pueblo cercano hicieron fuegos artificiales y fue a verlos. Ya no tenía miedo, los horrorosos estallidos ya no podían molestarla. Se sentó en el césped y levantó la cabeza, con la mirada puesta en las palmeras de colores que iluminaban la noche. Formas preciosas y brillantes parpadeaban y explotaban delante de sus ojos, haciendo dibujos sobre el fondo negro. Se fijó en que había niños pequeños que se tapaban las orejas pero miraban al cielo maravillados, con los ojos brillantes y felices. Sintió mucha nostalgia, ella nunca podría volver a taparse las orejas, ya no le hacía falta. Y descubrió que, incluso las cosas que más odias y más temes, acaban volviéndose parte de ti, y las echas de menos cuando desaparecen.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Cena literaria

Bueno, este es un book tag que descubrí en el blog de Teresa (es muy muy chachi). Se trata de escoger siete personajes y decir en qué lugar los colocarías si cenaras con ellos. Creo que son decisiones muy difíciles, ya que, si pudiera, cenaría con TODOS los personajes de los que me he enamorado. Peeero, solo pueden ser siete. Así que, allá voy.
"Si pudieras cenar con siete personajes ficticios (vivos o muertos), ¿quién escogerías y dónde se sentarían?"

Silla 1: a mi ladito, mi adorada Gwenny Sheperd (El amor más allá del tiempo)
Básicamente porque es mi personaje favorito de todos los libros que he leído y tendría tantas preguntas que hacerle que me es imposible no ponerla aquí. Le he cogido un cariño inmenso a esta protagonista.

Silla 2: al lado de Gwen, mi brujo favorito: Magnus Bane (TMI y TID)
No lo pongo al lado de Gwen por algún motivo, es solo que necesito que esté en mi mesa y me encantaría que Gwen y él se hicieran amigos jajajaja ^^. Por cierto, MALEC FOREVER, BITCHES

Silla 3: al lado de Magnus, Katy Swartz (Saga Lux)
Yo a esta chica la idolatro mucho. Es que me siento muy identificada con ella y es bastante necesario que esté conmigo. Tengo muchas cosas que hablar con ella, e intentar que me preste a Daemon un ratito xD

Silla 4: justo en frente mio, mi licántropo Sam (Lobos de Mercy Falls)
Este chico es mi primer amor, tengo que decirlo. Con su trilogía me enamoré de los libros y no puede faltar en mi mesa. Es un personaje muy asdfghjklñ :'')

Silla 5: al lado de Sam, Daniela (Mírame y dispara)
Es un personaje no muy importante en la novela, pero es que me río mucho con ella y me encanta. Es una chica que vale mucho la pena tener como amiga :3

Silla 6:  next to Dani...
Aquí tengo un problema de los gordos, porque hay dos protagonistas que me han robado el corazón con su valentía y su coraje, su modo de afrontar las cosas malas (que son muy malas) que les suceden. Así que, como soy una rebelde pondré dos y que sea lo que Dios quiera: Alice/Zoe (Nubes de kétchup) y Lina (Entre tonos de gris). Dos amores de niñas que, pese a todo lo que sufren, nunca pierden la esperanza.

Silla 7: a mi otro lado, va William Herondale, y me da igual que suene poco original.
Porque Will es de esos personajes que cuando piensas en él te dan ganas de correr a abrazarlo, eso es así. No voy a decir "ay es que es taan perfecto" y otras paridas, porque lo que me enamoró de él no es eso. Es el hecho de que mediante los libros se siente acompañado; ama sin esperar nada a cambio; no duda en sufrir él si así evita el sufrimiento de los demás. En fin, que es obvio que le quiero mucho.

Pues ya está. La Virgen lo que me ha costado, esto eh mu difisi. Aunque, mientras lo hacía, pensaba: este book tag estaría bien hacerlo de un solo libro o saga, porque si no es que te tiras de los pelos, seriously. En fin, muchas gracias Teresa por enseñarme este book tag y quizá, de ahora en adelante, te copie algunos más jijiji :3 Besoooos!

lunes, 9 de septiembre de 2013

Nacieron nuevas historias

El calor de la taza quema suavemente sus manos y el chocolate deja un gusto amargo y delicioso en su boca. Emily bebe sin prisa su pedido, disfrutando lentamente de ese pequeño capricho. El chico que la ha atendido está hablando amigablemente con un hombre calvo y rechoncho que acaba de entrar. Emily observa al camarero con atención (podría decirse que se lo está comiendo con los ojos, prácticamente) y descubre que no es un chico muy alto, probablemente la misma altura que la propia Em. Sacude la cabeza y piensa que es una estupidez, el chaval no ha mostrado ningún interés en ella. Además, a ella le gustan los chicos altos, aunque este tenga unos ojos preciosos y un rostro digno de un Dios. Se termina su chocolate y pide la cuenta con voz débil: se ha bebido muy rápido el chocolate y le duele la garganta. Él le mira divertido y le dice, con una sonrisa casi imperceptible pero burlona: "Me parece que no te ha servido de nada abrasarte la garganta, sigue lloviendo bastante." Em le mira con cara de pocos amigos y se sienta en una mesita justo al lado de la puerta del local, para ver la lluvia cayendo y creando pequeños riachuelos en la calzada. Entonces, de repente el cielo se ilumina con un brillo plateado y segundos después un fuerte sonido irrumpe en el aire. Genial, tormenta de las fuertes, estaré aquí sentada toda la tarde, piensa Emily enfadada. Urga en su monedero y descubre que tiene aun le queda dinero para comprar un bocadillo. Pide uno de pepino y jamón y comienza a engullirlo, mientras en el cielo londinense se libra una batalla de relámpagos, truenos, lluvia y un sol escondido por las nubes grises.
Cuando el bocadillo ha desaparecido, Emily entra en su blog a través del móvil. Su mejor amiga ya le ha comentado, qué extraño. Mientras lee el comentario se le dibuja una boba sonrisa, siempre le pasa cuando alguien le dice algo a través de su querido blog, se siente muy afortunada de que alguien lea sus historias. Al ver la cara de Em, el camarero se le acerca estudiándole el rostro y pregunta con su singular sonrisa: "¿El novio te ha enviado un mensaje cursi?" Em se gira, le mira a los ojos y le contesta con voz divertida: "No, no tengo novio. Mi amiga me ha comentado en mi blog y me he puesto contenta." Ante la sinceridad de la respuesta, el chico se queda un poco sorprendido pero se repone rápidamente, con una mirada curiosa en sus ojos de esmeralda: "¿Tienes un blog? ¿De qué?" Emily siente que el corazón da un salto estúpido en su pecho y empieza a hablarle sobre su blog con voz nerviosa y dubitativa. Él asiente y pregunta de vez en cuando, todo con una sonrisa sincera, de las de verdad, de esas que brotan cuando hablas sobre algo que te apasiona. Al final resultó que a él también le encantaba leer pero que escribir se le daba fatal. Emily rio y dijo que eso no podía ser verdad, todo lector tiene una forma especial de comunicar sus pensamientos y esa forma es escribir. Él le pidió leer algunas de sus entradas y al terminar le dijo algo que nunca nadie le había dicho: "Reconozco expresiones literarias de otros escritores. Es como si hubieras cogido todos los estilos y frases de tus escritores favoritos y los hubieras juntado al escribir tu historia. Esta manera de expresar que la chica se siente una mierda me suena muchísimo de Maggie Stiefvater, ¿me equivoco?" Em estaba asombrada y asintió repetidamente, incapaz de hablar. Momentos después, ella le propuso de hacer una historia los dos juntos, sin siquiera darse cuenta. Él, vaciló un instante, pero luego aceptó el reto. Fue a por su portátil en la parte trasera del local y se sentó al lado de Em, más juntos esta vez. Y así, entre risas y más chocolate caliente; entre lluvia, truenos y rayos; entre una libreta y ideas en mente; entre la pantalla del ordenador y las teclas; nació una nueva historia. O bueno, quizá dos.