lunes, 24 de junio de 2013

"¿He dicho que odio las despedidas?"

La luz del sol matutino se cuela entre las rendijas de la persiana de la habitación de Liz. Se levanta de la cama con el cabello enmarañado por la pesadilla que ha tenido y se dirige al baño para darse una ducha. Las imágenes espantosas se suceden una y otra vez en su mente: la cara extrañamente distorsionada del asesino de su padre a dos centímetros de su rostro, su mano presionando su garganta, su aliento vomitivo rociándole la cara. Sacude la cabeza para alejar la pesadilla y deja que el agua repte por su cuerpo, relajándola poco a poco. Media hora después ya está arreglada, con un vestido negro vaporoso que le llega por debajo de las rodillas. Después de desayunar, Liz y su madre van en coche hasta el cementerio, donde ya se ha congregado multitud de gente: familiares y amigos que vienen a arroparlos, a decirles que están allí para lo que necesiten. Liz y su madre entran en el tanatorio agarradas firmemente de la mano, ayudándose mutuamente a no caer de rodillas delante de todo el mundo. Cuando llega la hora de entrar a ver por última vez a su padre, Liz siente que todo su interior se encoge, el pánico y el dolor no la dejan reaccionar, sus piernas no responden. Le tiembla todo el cuerpo y el corazón le martillea en el pecho rápidamente, como un caballo desbocado. Un sudor frío crea una capa sobre su piel y la habitación comienza a dar vueltas, hasta que mareada a más no poder, se sujeta al marco de una puerta, aunque sin éxito, y cae al suelo mientras su tío y su prima amortiguan la caída agarrándola por los brazos. El dolor detrás de sus ojos la avisa de que debe dejar que las lágrimas salgan al exterior, y eso es lo que hace. Las gotas saladas tanto tiempo contenidas se dirigen sin orden ni concierto mejillas abajo, dejando un rastro mojado por todo su rostro y continuando cuello abajo. Luego llegan los sollozos, esos sollozos desgarradores que parten el alma hasta al ser más insensible. Sus hombros se sacuden con fuertes espasmos, mientras golpea el suelo con los puños, liberando el dolor, la rabia, la pena, todos esos sentimientos que la están aprisionando. Su madre llega y la abraza, susurrando delicadamente en su oído, pero Liz sigue llorando sin parar. A su madre se le viene el mundo abajo: es difícil soportar la pérdida de alguien amado, pero ver a tu hija sufrir de esa manera le parte el corazón, o lo que queda de él. Después de unos minutos, Liz consigue calmarse medianamente y ponerse de pie. Se acerca a la puerta donde está el cuerpo de su padre pero el miedo es más fuerte que el dolor y se despide de él desde el umbral de la puerta, lanzando un beso sonoro al aire en su dirección y mentalmente pronunciando las palabras "Te quiero, eres el mejor. No te merecías esto. Hasta siempre, papá".
El calor del verano hace que gotas de sudor le resbalen espalda abajo mientras camina por el sendero del cementerio, en dirección a la futura tumba de su padre. Su madre dará el discurso de despedida, petición expresa de su padre. Colocan el féretro en el hoyo mientras Liz siente que se le cae el alma a los pies, simplemente aún no concibe la idea de no volver a ver a su padre nunca más. Es... surrealista. Su madre se encamina hacia la parte delantera y Liz se fija en que no lleva ningún papel en la mano, lo que significa que improvisará. A Liz ese detalle le arranca una sonrisa, ya que su padre odiaba tenerlo todo planificado, le gustaba la aventura, las sorpresas. Su madre se aclara la garganta y empieza:
-Este será un discurso breve, porque no quiero alargar más este momento. Quiero explicar una anécdota que nos ocurrió a Ryan y a mí cuando estábamos saliendo como novios. Estábamos en un parque muy feo y soso, y muchos niños correteando a nuestro alrededor nos molestaban. Uno de ellos se chocó conmigo y se me cayó el helado al suelo. El crío se rio y siguió corriendo. Yo me cabreé como una estúpida y solté la mayor idiotez que he dicho en toda mi vida: no pienso tener hijos. -su madre se ríe, pero Liz puede ver en sus ojos como la melancolía y el dolor se van haciendo cada vez más grandes.-Entonces, él cogió mi mano y me llevó hasta ese niño y le dijo muy suavemente que se tenía que disculpar conmigo. El niño sonrió ante la delicadeza de Ryan y me pidió perdón. A mi se me escapó una sonrisa boba al ver la mano que él tenía con los niños. Y entonces me miró a los ojos y me dijo: "Eres tonta, algún día te arrepentirás profundamente de haber dicho que no quieres hijos. Quedas advertida."-lágrimas silenciosas y arrolladoras surcan las mejillas de la madre de Liz.- Tenía razón, me arrepiento mucho de haberlo dicho. Liz, cariño, papá sabía que algún día una bonita niña de ojos simpáticos nos haría muy felices. Ryan, te amo. Esto no es un adiós, es un hasta pronto.
Todos los presentes lloran, unos ruidosamente como la abuela de Liz, y otros en silencio con los ojos negados de lágrimas sin dejarlas escapar, como su tío. Pero Liz no llora, está en un estado catatónico y apenas ha escuchado el discurso de su madre. Lo único en lo que piensa es en volver a casa, esconderse bajo las sábanas y llorar hasta quedarse sin lágrimas. Después de enterrar el ataúd, su prima coge a Liz del brazo y la conduce hasta el coche. Le da un largo y significativo abrazo, diciéndole sin palabras que el dolor es compartido y que siempre tendrá un hombro sobre el que llorar. Antes de cerrar la puerta, su prima le dice, con una sonrisa triste:
-¿He dicho que odio las despedidas?
-Sí, prima, me lo dices siempre.- es una frase que siempre usan cuando se quieren decir "te quiero", su propio idioma, incomprensible para el resto del mundo.

Os looooveee!!! <3

4 comentarios:

  1. Madre. Mia. Lo tuyo es impresionante chica. Me ha encantado, no me preguntes por que, la forma de ser del padre de joven me ha encantado oyoyoyoy. Otro secsi al que añadir a la lista grrrrrrr.
    Gran entrada, desde luego. Cada dia me gusta mas y creo que este blogs no tiene los seguidores que se merece. Asi que *redoble de tambores* ¡Te voy a poner el en apartado de "blogs chachis" de mi blog! c: Aunque no creo que eso suba mucho tu numero de seguidores, ya que me leen cuatro gatos JAJAJJAJAJAAJJAAJAJJA. Pero no se pierde nada por intentarlo jejeje.
    Me tienes con ganas, muchas ganas, de leer mas asdfghjkl. En serio, espero que subas pronto.
    ¡Un besito Julia!<3
    Te quiere muchi, tu Marlene.

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    1. Ains mi niña, cada dia te quiero mas, buapa!!
      Te agradezco muchisimo que que vayas a poner en tus blogs chachis, todo un honor *reverencia*
      En serio gracias, muchas gracias, que mona :3
      Intentare subir cada dia uno, pero no garantizo nada jajajja
      te quieroo mucho perver!
      <3<3<3

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  2. Estoy llorando.. joderr.... tioo... no ùedo parar... que sepas que me lo estas haciendo pasar mal... pero no puedo parar de leer...porque soy una masocaa.... sigo llorando y voy a seguir leyendoo
    Ciao!! te comento la sigueinte entradaa mass!!
    te lovee!!

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    1. oixx me encanta que hayas llorado! No porque sea cruel y retorcida, lo digo porque si has llorado es porque transmito algo con lo que escribo y eso es asdfghjksdfghjkdfghjkl
      gracias!!!! <3

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